Retenciones de depósitos en garantía en transacciones de fusiones y adquisiciones
En medio de una serie de transacciones comerciales aparentemente fluidas, incluso el comprador puede experimentar momentos de incertidumbre. Estas dudas a menudo giran en torno a la alineación de ciertos aspectos comerciales con las normas regulatorias y el espectro de posibles actividades fraudulentas. Para abordar estas preocupaciones e infundir una sensación de seguridad, los compradores ocasionalmente optan por una maniobra financiera estratégica conocida como " retención ".
Una retención representa una retención calculada de una parte del precio de compra, absteniéndose deliberadamente del pago inmediato en la etapa de cierre . Esta salvaguardia financiera permite al comprador protegerse reteniendo un segmento del precio de compra hasta que se hayan examinado exhaustivamente todas las incertidumbres. Este enfoque prudente a menudo está motivado por el deseo de descubrir cualquier desafío o trampa oculto que aceche dentro del negocio que se está adquiriendo.
Profundicemos en los escenarios típicos que pueden obligar a un comprador a emprender el camino de solicitar una retención…
¿Qué podría preocupar al comprador?
En el mundo de de empresas , los compradores suelen tener una multitud de consideraciones en su radar, impulsadas por un enfoque prudencial para salvaguardar sus inversiones. Sin embargo, ciertas situaciones han justificado la implementación de retenciones por parte de los compradores en el pasado.
Imagínese esto: un comprador está en proceso de adquirir una empresa de fabricación . ¿Su principal preocupación? El estado ambiental del inmueble. Cualquier negocio que se dedique a actividades industriales es susceptible a riesgos de contaminación ambiental. Evaluar y rectificar estos problemas puede ser una tarea costosa, lenta e inherentemente riesgosa.
La aprensión del comprador puede deberse a preocupaciones sobre posibles fugas de materiales peligrosos o prácticas de almacenamiento inadecuadas en la propiedad. Estas preocupaciones son razones totalmente válidas para proponer una retención. Esta medida estratégica brinda al comprador la oportunidad de realizar inspecciones exhaustivas de la propiedad, evaluando tanto las implicaciones financieras como los riesgos asociados con los esfuerzos de limpieza.
Otra consideración crítica para los compradores de negocios gira en torno a posibles responsabilidades futuras, ya sea con los empleados en el sitio o con los residentes vecinos y su bienestar. Estas variables tienen el potencial de impactar el valor general del negocio y, en última instancia, su desempeño futuro.
En el panorama actual, el fraude es una preocupación apremiante para los compradores, dada la prevalencia de actividades fraudulentas. La Comisión Federal de Comercio subraya la gravedad de la situación y clasifica los elementos de fraude entre los 10 principales problemas en su base de datos de actividades fraudulentas. No es de extrañar que los compradores actúen con cautela y prudencia.
Estos ejemplos dan una idea de las innumerables razones que llevan a un comprador a considerar una retención durante una transacción comercial. Cuando un comprador se siente menos seguro de aceptar la palabra del vendedor con respecto a aspectos críticos del trato, puede optar por una retención como medio de tranquilidad.
Por lo general, se establece un marco de tiempo definido para permitir que el comprador lleve a cabo una debida diligencia exhaustiva y garantice que no haya problemas ocultos que puedan afectar los ingresos futuros de la empresa. Además, el comprador puede aprovechar la retención para alinearse con sus objetivos estratégicos, como la reubicación empresarial o el desarrollo de una base de clientes.
¿Cómo sé que el comprador tiene los fondos?
Por lo general, la suma retenida encuentra su refugio seguro en una cuenta de depósito en garantía, supervisada diligentemente por una entidad externa confiable, ya sea una firma de abogados acreditada o un agente de depósito en garantía experimentado. Este acuerdo sirve como una salvaguardia inequívoca, asegurando la disponibilidad de fondos en caso de que el comprador encuentre renuencia o limitaciones financieras imprevistas para cumplir con sus obligaciones de pago futuras.